Cañonero II: El misterioso caballo que conmocionó el Kentucky Derby en 1971

*** Quizás una de las historias más increíbles del hipismo mundial y la hazaña más grande de un caballo «venezolano» llevada a cabo un 1ro de Mayo de 1971, hace ya 38 años

Enviado desde México por el profesor José Manuel Ladra

Prensa/Jabeando/Hipismo/31-08-2021.- Cañonero II nació en USA en 1968, hijo del semental francés, Pretendre en Dixieland II nació con una malformación en una de sus manos, fue casi regalado en las subastas de Keeneland por su criador el Sr. Edward B. Benjamin, luego devuelto y luego vendido por $1.200 a Luis Navas. que de inmediato, organizó los trámites para su ingreso a Venezuela.

Su venta en el país no fue fácil, buscó y buscó un comprador hasta que encontró a Pedro Baptista y lo negociaron por $4500. Su venta ya incluía las reservaciones para correr el «Del Mar Futurity» y las 3 carreras que contemplan la Triple Corona norteamericana.

Existe una anécdota contada por el propietario de numerosos ganadores de clásicos de carreras de caballos en USA llamado «Cot» Campbell, hombre conocedor de caballos y hasta escritor de libros que cuenta el momento en que vió a Cañonero II el día de su subasta en 1970.

Cuenta Campbell que mientras estaba revisando algunos potros que le habían llamado la atención en el catálogo y que iban a ser subastados encontró uno de estos que era el hijo de Pretendre en Dixieland II. Pidió que se lo mostraran, y para su desencanto le trajeron a un caballo tosco, feo y muy «chueco» de la mano derecha. Ni siquiera pidió que lo caminaran y acto seguido anotó en su catálogo: «Mano derecha?». Luego trazó una gran «X» en la página correspondiente y lo descartó.

Llegó a pensar que jamás llegaría a las pistas e incluso recuerda haberse reído cuando el caballo fue vendido en subasta por apenas $1.200.

Sus estadísticas en Venezuela fueron en términos generales buenas (6 ganados y 3 terceros en 10 carreras), con el tiempo su entrenador Juan Arias (el negrito) y Pedro Baptista deciden probar y aventurarse en USA para ver que tan lejos llegaba el animal en aquellas pistas.

Cañonero II comenzó su extravagante expedición hacia Louisville en un avión de carga con destino Caracas-Miami. Pero cuando uno de los motores se incendió, fue obligado a regresar (el 2do regreso por fallas mecánicas). El caballo se lastimó al pasar de un vuelo a otro, donde iría acompañado de cientos de escandalosas gallinas y patos. Luego de llegar a Miami, se descubrió que no tenía papeles y entonces fue forzado a volar a Panamá hasta que los papeles fuesen enviados. Durante su estadía allí, comenzó a deshidratarse. Regresó a Miami, pero no se habían enviado muestras de sangre, así que le tocaron 4 días en cuarentena. Al momento de su salida de cuarentena, había perdido casi 34 kilos.

Pero aún sus problemas no habían terminado. No había suficiente dinero para cubrir el costo de un vuelo de Miami a Louisville, así que Cañonero II debió hacer un viaje en VAN de 1.100 millas (casi 1.700 kilómetros) hasta Churchill Downs, que se accidentó en la vía.

Una semana antes del Derby de Kentucky de 1971, llegó la VAN con Cañonero II a la entrada a las caballerizas de Churchill Downs. Dentro estaba un caballo que lucía abandonado, mostrando cada una de sus costillas y un corte de cabello (Crin) que lo hacia parecerse a «Moe», el de los «Tres Chiflados».

Junto al caballo estaba una persona que no hablaba ni una palabra de inglés, era el hijo de Pedro Baptista. Nadie en USA conocía al caballo y cuando se hizo la nominación, Chick Lang, oficial de Churchill Downs, pensó que se trataba de una broma. Durante esa semana fue visto como el chiste de las caballerizas, especialmente después de un trabajo de media milla en un «peatonal» 53″4, pero a medida que se acercaba el Derby, el caballo iba mejorando, por lo que el entrenador decidió correrlo de todos modos. Juan Arias estaba convencido de que Cañonero II ganaría el Derby. ¿Por qué?. De acuerdo a Arias, «el caballo se lo dijo».

Mientras Arias entrenaba al caballo días previos a la carrera recibía y escuchaba comentarios como estos (sus métodos eran considerados primitivos por sus colegas norteamericanos):

– «Those South Americans have gone loco,» …

– «Surely they don’t think they can win the Derby with that thing.»

– «If I had that horse and he worked that slow, I’d put him on the first boat to South America».

Cuando finalmente se inició la carrera esperada del Kentucky Derby, Cañonero II estaba prácticamente al «lado de la ambulancia», entrando en la recta final no se veía a lo lejos y de repente la «calamidad venezolana» viniendo en 20 cuerpos atrás, en un grupo de 20 competidores, retumbo entre los caballos asumiendo el liderato en los metros finales enterrando a sus rivales tras él. Cañonero II terminó ganando por 3 cuerpos y medio y la inmensa multitud estaba enmudecida.

Cuando regresaba, su jinete Gustavo Avila, comenzó a agitar locamente los brazos, y el público reaccionó del shock con un estruendoso aplauso. Ya todo el mundo, los presentes en Churchill y los que veían por TV preguntaran en voz alta:

– Y quien es ese caballo?, Cañonero II?

– Y quien demonios fue Cañonero I??

– Este es el caballo misterioso!!… No puedo creerlo, es como un cuento de hadas.

.. cuando pudieron identificarlo, aun no sabían quien era.

El hijo de Pedro Baptista al terminar la carrera y en una mezcla de venganza tal vez ante tanta incredulidad y burla recibida diría lo siguiente: «Hemos venido hasta aquí 2 indios y un negro con un caballo en el cual nadie creía y destruimos 300 años de tradición americana en carreras hechas por la flor y nata de la sociedad»

En Venezuela, el dueño recibió una llamada telefónica avisándole el triunfo del caballo, y molesto, colgó el auricular creyendo que se trataba de una broma pesada. Cuando comenzaron a lloverle las llamadas, Baptista se percató de lo que había ocurrido.

Ah, se acuerdan de «Cot» Campbell que mencione arriba?.. aquel hombre conocedor de caballos que descartó comprar aquel potro en 1970 por ser «chueco» de la mano derecha?.. pues bien, Campbell estaba en la tribuna de Churchill Downs aquel 1ro de Mayo.

Observaba la carrera con detenimiento y cuando los caballos enderezaban en la recta final notó a un castaño que pasaba por fuera a liquidar la carrera.

Al ver su desplazamiento, sobre todo el de la mano derecha, recordó de quién se trataba. «No puede ser!», pensó en voz alta. Cañonero II pasó frente a las tribunas aplastando a sus rivales, con un Gustavo Ávila crecido logrando la ansiada carrera que tanto le había sido esquiva a Campbell en toda su vida.

Al regresar a su oficina, Campbell hurgó entre sus libros hasta encontrar aquél catálogo del año anterior. Arrancó la hoja correspondiente a Cañonero y la mandó a enmarcar. Desde ese día, el pedigree de Cañonero, doble coronado y Campeón Tresañero de 1971 en USA, es parte fundamental de la decoración de su despacho.

«Yo pude haber comprado al ganador del Derby por $1.200. He invertido grandes sumas de dinero buscando ese caballo que gane la Carrera de las Rosas y aún no lo he logrado», cuenta Campbell. «Es por ello que cada vez que me siento en el tope del hipismo regreso a mi oficina y contemplo la hoja de catálogo de Cañonero II… una vez que la veo me siento humilde y vuelvo a poner los pies sobre la tierra».

Campbell se quedó corto en su imaginación, no sólo pudo haber comprado ese caballo ganador de un derby de la Triple Corona Americana por esos miseros $1.200, pudo haber comprado un casi triple campeón, Cañonero II ganaría luego el Preakness Stakes en una carrera increíble con récord de pista y perdiendo la triple corona en el Belmont Stakes entregando el 1er lugar a tan sólo 200 mts para llegar a la meta (Llegó 4to)

Cañonero II vivió sus últimos años como semental (Dejó poca descendencia), murió un 9 de noviembre de 1981 en el Haras Tamanaco en Santa Cruz, Edo. Aragua.

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